Rendimiento semanal al 8 de julio de 2022:
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S&P 500: +1,94%
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Nasdaq: +4,56%
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Dow Jones: +0,77%
Los inversionistas se mostraron relativamente más optimistas durante una semana acortada por festivo, y aumentaron algunas valoraciones y tasas de interés luego de la celebración del Día de la Independencia. Con una perspectiva de inversión nublada por las distorsiones de la inflación, los ajustes de la política monetaria y los temores de recesión, los participantes del mercado acumularon cierta confianza gracias a los datos del mercado laboral de EE. UU. Sin embargo, la cautela se mantuvo alta, ya que los mercados se mantuvieron a la espera de la publicación de los datos de inflación y los informes de ganancias de esta semana.
Principales desarrollos
La semana progresó con modestas ganancias acumuladas en el mercado de valores, con el mayor movimiento visto el jueves. En contraste con la tendencia del año hasta la fecha, las acciones de tecnología y consumo discrecional se encontraron entre las compras preferidas, mientras que el sector energético continuó bajo presión, en razón de que los precios internacionales de las materias primas se mantuvieron a la baja (lo cual es natural cuando los inversores anticipan una desaceleración en la demanda).
Algunos analistas también sugirieron que los inversores podrían haber estado seleccionando algunas acciones golpeadas, en busca de “rebajas” ante el desplome observado por el mercado bajista.
Paralelamente a ese movimiento, los rendimientos a lo largo de la curva del Tesoro de EE. UU. se movieron hacia un territorio que confirmó la preocupación de los inversores por el crecimiento económico. Aunque tanto el rendimiento de la referencia de 2 años como el de referencia de 10 años volvió a saltar por encima del 3%, el primero lo hizo en mayor magnitud, dejando las tasas de corto plazo por encima de las de más largo plazo.
El escenario descrito anteriormente, generalmente denominado “inversión de la curva”, ha anticipado varias recesiones en el pasado. La lógica detrás de esto es que, dado el contexto actual, el mercado espera que la Reserva Federal continúe elevando las tasas de interés a corto plazo para controlar la inflación, hasta un nivel que luego infligirá dolor a la economía, lo que posteriormente empujará al banco central a bajar las tasas de interés.
Los datos económicos de la semana se inclinaron a favor de este punto de vista. Por ejemplo, el mercado laboral estadounidense agregó 372 mil empleos en junio, mucho más de lo esperado. La lectura fue tomada, por un lado, como positiva, porque señaló que la economía se mantuvo fuerte al cierre del primer semestre del año. Pero, por otro lado, las cifras sugirieron a los operadores que la Reserva Federal puede, y debe, continuar con su campaña de subidas de tipos (para cerrar el año en torno al 3,5%).
Eso fue precisamente lo que confirmaron los comentarios de algunos funcionarios de la Fed durante la semana, que aseguraron a los mercados de que, en la reunión de política de julio, buscarán el ajuste inusualmente alto de 75 pbs -copiando la decisión de junio-.
Dado que la incertidumbre global se mantuvo elevada y las perspectivas de aumentos a corto plazo en las tasas de interés en los EE. UU. se extendieron, el dólar estadounidense siguió ganando valor frente a las principales monedas. Un movimiento del tipo de cambio a destacar fue el del euro dado que, debido a la mayor exposición del bloque a la escasez de energía y la incertidumbre económica, se acercó a la “paridad”, es decir, a un valor igual frente al dólar.
Eventos relevantes para la semana en curso
En este contexto, las publicaciones de datos económicos de esta semana deberían resultar importantes para los participantes del mercado. En primer lugar, los datos de inflación de EE. UU., tanto para los consumidores como para los productores, deberían arrojar luz sobre si el crecimiento de los precios finalmente alcanzó su punto máximo y si la Reserva Federal debe o no continuar con sus enormes aumentos en las tasas de interés.
En segundo lugar, la temporada de informes de ganancias comenzará con la publicación de los resultados financieros de los principales bancos. Esos informes darán pistas a los inversores sobre si las ganancias corporativas hasta ahora resilientes fueron afectadas por el entorno económico, y si además son apropiadas para las valoraciones actuales.